Ahora que hablé de los órganos que habitan
en la oscuridad de la pelvis, al mencionar las trompas de Falopio se me ha
despertado uno de mis arrebatos lingüísticos y quiero compartirlo:
En Medicina somos unos bárbaros del
barbarismo, es decir abusamos de él.
Uno que se usaba en mi juventud para
hablar de la tan prohibida ligadura y sección de las trompas uterinas era el de
“falopiectomía” ¡qué término absurdo! ¡nadie estaba partiendo en dos al buen
Falopio!, anatomista que le dio su nombre a los tales apéndices. Apéndices
éstos que, a diferencia del intestinal, si tienen una muy importante función de
la que hablar; esta vez en términos lingüísticos. Resulta que el encuentro del
óvulo con el espermatozoide sucede en una de estas trompas. ¡Ahí se funden! …y
la dama queda ‘embarazada’ …¿por qué este pinche término? ¿por qué desplazó al
término ‘preñada’? siendo que éste viene de ‘impregnada’ que me parece más
lindo, más poético y de mayor significado?
Así es el abarrote. Así es la Filología,
la hermosa ciencia del lenguaje cuya vertiente literal es una y la histórico
filosófica es otra. Las palabras cambian de significado en su devenir
histórico. Muchas veces su etimología no las describe satisfactoriamente en su
uso actual y en ocasiones por aclarar un término acudiendo puramente a su
significado etimológico se confunde uno y la caga (me ha sucedido …no se crean
…presumir de erudito a veces no es negocio …una vez fui agriamente criticado
por aplicarles el término ‘semáforos’ a los apóstoles) …(¿y qué? …¿‘sema’ …y
‘foro’ no quiere decir ‘señal’ y ‘llevar’? El que lleva la señal, el apóstol,
el semáforo) (…puta madre por poco y me linchan).
Hoy en día el término ‘preñada’ es para
las vacas, siendo como es, el término más bonito para describir eso de ‘estar
en estado’ (otro término pleonásico e
idiota)…al menos para mí.
Tuve un compañero que odiaba a su suegro
casi nada más por una expresión que le oyó y la cual según él reflejaba
claramente la clase de animal que era. Aquel suegro dijo que las mujeres
deberían estar siempre como las escopetas: detrás de la puerta y cargadas.
Este otro término de la pregnancia: ‘estar
cargada’ si es horrible, como también es disgustante el de ‘estar enferma de
bebé’ o ‘ya se alivió’.
En fin. Me salgo del tema lingüístico, que
aunque mucho me gusta …no es para tanto.
Don Manuel Moreno Castellanos era coronel
o general, no lo recuerdo bien pues nunca lo vi uniformado. Lo conocí y traté
(tuve esa fortuna, ese privilegio) siempre vestido de blanco, filipina y cuello
abierto, con maletín de médico en la mano o vestido de cirujano. Estacionaba su
coche muy allá, bien lejos de la puerta principal, por el asta bandera, y se
venía caminando vestido como médico interno, sin aspavientos ni buscando
saludos o prebendas de ninguna especie.
El, al igual que el maestro Abelardo Zertuche,
fue de mis maestros preferidos por su carácter y preparación, llegando a ocupar
ambos el cargo de Director de Sanidad Militar por cortés y atenta invitación de
sus respectivos Secretarios de la Defensa, quienes los respetaban, admiraban y
a quienes ya no pudieron ni supieron escondérsele para no ser nombrados como
tales.
Decía medio en broma y medio en serio Don
Luis Martínez Fajardo, también general, también jefe de servicio (éste de
Ortopedia) y también director de sanidad militar, a uno de sus alumnos: “no te
descuides porque capaz que te hacen general”.
Recién llegado a su sala (de Moreno
Castellanos) se me ocurrió pasar visita a mí solito y, viendo en la pared
abdominal de una paciente, operada de vesícula días antes de entrar yo al
servicio, una sonda que no drenaba nada, se me ocurrió jalarla y quitarla
creyendo que era una pinche sonda de drenaje común y corriente. El ‘interno’
anterior a mí; el que había escrito el dictado de operación en el expediente (y
que leí presuroso) describía una cirugía de vías biliares sin accidentes ni
incidentes. Todo sin chiste …a mí parecer.
¡En toda la madre! ¡aquello era una sonda
que yo no conocía, en forma de “T”! ...efectivamente, era una sonda en T
aplicada en el colédoco y que por ningún motivo debería ser extraída sin
estudio radiológico previo con medio de contraste inyectado a través de ella,
pues la cirugía no había sido una colecistectomía simple, o sea no nada más se
había quitado la vesícula sino que, al encontrar lodo biliar al seccionarla, se
había optado por abrir ese canal biliar serio y majestuoso llamado colédoco,
que une las vías biliares al intestino y dejar una sonda temporal en él (para
quitar la vesícula se corta el “cístico”, que une a ésta con el colédoco, nunca
se secciona el colédoco, tan sólo se incide y explora en ocasiones, como la de
esta paciente). Buen cuidado tenía el maestro Moreno Castellanos al prohibirnos
cortar el cístico sin estar él presente en aquellas vesículas que nos dejaba
operar a partir del tercer año de ‘residencia’ …no fuera a ser que algun
pendejo, caliente de manos, causara un desaguisado.
‘Lo único más peligroso que un pendejo es
un pendejo con iniciativa’…lema que campeaba como dogma por los quirófanos del
Hospital Central Militar y del que estaban muy conscientes y pendientes los
cirujanos con elevado sentido de responsabilidad que tenían médicos jóvenes y
ansiosos bajo su mando. Muchas veces tuvimos que estar con el campo operatorio
abierto y cubierto con compresas húmedas tibias en espera de que llegara el
maestro, se asomara por arriba de mi hombro, dijera: “a ver hijo, enséñame el
cístico” (¡no hombre!, no el mío), y una vez seguro de que sí lo era, autorizaba
su corte y, entonces sí, a recibir envuelta en una gasa la vesícula llena de
piedras y salir muy orondo a mostrársela a su familia (no a la del maestro
¡tarado! …a la del paciente) …que casi siempre era ‘la paciente’, ya que en las
mujeres multíparas (de varios hijos) siempre fue y sigue siendo muy frecuente
este padecimiento de vías biliares obstruidas, vesículas empedradas y conductos
biliares enlodados.
Nunca supe la causa pues en aquellos años
no se sabía, y si ahora se sabe, yo ya no estoy enterado ya que ando metido en
otras cirugías en que se sale con una pendejadita llamada catarata para
enseñársela a la familia …y ya ni eso, pues el tan exhibido cristalino
opacificado mal llamado ‘catarata’ ahora es desintegrado, emulsificado y
extraído por absorción no quedando nada que presumir, excepto una visión
magnífica a las pocas horas de operado y haber sido sustituida esa gran lenteja
opaca por un precioso lente intraocular flexible, que parece un insecto
enrollado el cual se introduce con jeringa (¡sí, sí! ¡se inyecta!) por una
incisión de apenas milímetro y medio de longitud, y ya adentro, en su lugar
detrás de la pupila, va abriendo lenta y majestuosamente sus dos patas largas y
curvas él solito, como una mariposa saliendo de la crisálida, hasta quedar
sólidamente prendido en su nueva y definitiva estancia para darle al feliz pacient@
una vista magnífica desde el día siguiente y una calidad de vida inimaginable
cuando yo hice la especialidad. Años aquellos en que había que prescribir unos
fondos de botella de poca madre que daban una visión casi tubular sumamente
engañosa, y eso hasta los tres meses de la cirugía.
Como se puede ver, los médicos sí hacemos
las cosas mejor …¿las están haciendo así quienes dirigen el destino de nuestra
patria?
Yo ya esperaba ser fusilado al amanecer
cuando el maestro pasara visita y preguntara quién había sido el pendejo que
extrajo la sonda en T sin su consentimiento …pero ¿que creen que pasó? ...ni me
peló. Al que cagó ya en privado y sin nadie que lo supiera (en el ejército
nunca se amonesta en público y mucho menos en presencia de subalternos) (a mi
me lo dijo el mismo amonestado) fue al Dr. Tomassi, subjefe del servicio,
brillante ginecólogo algo más joven que él, por no haber tomado las
precauciones para que un tonto y engreído ‘interno’ de primer año como yo, no
pudiera tomarse tales atribuciones por mucho que ya hubiera hecho un año de
pasante cubriendo guardias nocturnas y participando en numerosas cirugías
vespertinas en el Sanatorio Durango al lado de Ruperto Pérez Muñoz; jefe de
Cirugía de Tórax del Hospital Central Militar, pero a quien nunca vi por ahí
como también fue el caso de Don Rafael Moreno Valle, a quien nunca vi por las
salas de Ortopedia a pesar de que era el jefe. Estos asuntos de médicos
excelentes que no atendían a sus servicios siempre me parecieron extraños e irresponsables
y me hicieron ver que las influencias y el poder, asociados a las
irregularidades administrativas también se daban entre mis admirados maestros.
Sea desde aquí mi primera muestra abierta de inconformidad y a la cual nunca le
di demasiada importancia pues los adscritos eran tan pero tan chingones que me
enseñaron tanto o más que muchos jefes de sala. Esto lo viví también en mi
escuela Moo Duk Kwan de Tae Kwon Do, donde los cintas marrones avanzados eran
quienes casi siempre obtenían los triunfos necesarios para figurar en los
equipos que iban a las olimpiadas y a los campeonatos mundiales …estaban como
navaja los malditos ...mejor que los cinta negra en muchas ocasiones.
En esa mi escuela de artes marciales se
valía ponerse una cinta de mayor graduación en los torneos (era el caso de
estos marroncitos que se ponían de negra para los grandes combates). Lo que no
se valía era ponerse cintas de menor color en torneos menores para andar
madreándose a muchachos menos formados y ganando premios injustificados. Había
escuelas que sí lo permitían, pero no diré nombres más que a quienes me lo
pregunten con motivos justificados.