"El propósito del arte no es una quintaesencia intelectual, rarificada
sino la vida, la brillante e intensa vida."

Alain - Arias Misson

viernes, 1 de diciembre de 2017

Alma de Mayor (Parte 26)

 ¿Qué carajo le quería yo decir? ¿Que yo era un cadete dispuesto a morir por la patria? ...¿que todo lo contrario? …¿que en el fondo no me consideraba militar? ... ¿qué me gustaba o me disgustaba eso o lo otro o lo de más allá? ...¡cuanta confusión juvenil! ... que idiota.

     … ¿No te digo mi buen ‘peninsular’? ...¿no que ya retomabas el año de ‘subresidente’? ...¿por qué te pierdes tanto?

     Bueno …sí …sí …¡ya voy!

     Hablaré de algo que dio mucho para hablar en mi contra. Ya está bien de quedar como un ángel. Lo siguiente causó regocijo y esperanzas a mis competidores de sacarme de la jugada de una vez por todas.

     Hice una punción pleural a un paciente de la sala de cirugía de tórax con una de las agujas de siempre: larga y tortuosa como las cumbres de Acutzingo (bueno, no tanto). La enderecé como era habitual a golpecitos de martillo (no, un marro no …mira que eres …con el martillito de reflejos) y cuando ya estaba toda metida en el tórax del paciente éste hizo un leve movimiento y me quedé con el pabellón en la mano.

     Putisisisisísima madre …no lo podía creer, la aguja larga, como de diez centímetros, se había convertido en algo de menos de dos. El resto ya no estaba.

     De inmediato cogí una pinza de mosco y traté de pescar algo que brillaba en el sitio de la punción, pero ya era tarde. Los ocho centímetros de metal largo, afilado y ligeramente tortuoso se habían ido al interior de la cavidad torácica. En vez de sacar líquido le había metido al paciente junto a los pulmones, un afiladísimo trozo de metal.

     Ni pedo …me lo llevé al fluoroscopio y ahí vi con coraje y miedo a la aguja descansando ya en el seno costodiafragmático; en esa profunda zanja que forman el diafragma, los pulmones, la pleura y la parrilla costal. Justo encima del hígado chingada madre, todavía hubiera sido del lado izquierdo y en una afortunada maniobra de pujo y tos lograr perforar el diafragma (aunque lo más probable con este tipo de maniobras era perforar un pulmón) y lograr que pasara al estómago ese mini florete sin empuñadura de donde en un santiamén me sentía capaz de sacárselo con una cirugía relativamente sencilla y un post operatorio de risa. En milésimas de segundo me pasaron por la cabeza diferentes y disparatadas soluciones pero no había más que hacer una cosa …y muy militar por cierto: dar parte.

     Con gran dolor de corazón le avisé de inmediato a mi ‘residente’ de cuarto año y le pregunté si podíamos hacer algo al respecto. El se comunicó
con el adscrito, éste con el subjefe de la sala, éste con el jefe (a esto en el ejército se le llama ‘correr conductos’) y todos estuvieron de acuerdo en que se dejaran las cosas así; que la mentada aguja al reposar en posición horizontal en ese lugar sería cubierta de moco (¿de moco? ...¡ni madre! me decía yo, si la pleura es una membrana serosa, no  mucosa) y luego sería encapsulada por tejido fibroso.

     ¿Y si se mueve? ...me decía yo. ¿Y si perfora el pulmón?

     De veras que me sentía como cualquier soldado borracho de tugurios dónde se ensartaban con arma blanca unos a otros cuando se enfrentaban componentes de diferentes unidades, una de las cuales se consideraba dueña y señora del congal.

     Yo hubiera querido meterlo de inmediato al quirófano, abrir tórax, separar costillas con uno de esos enormes separadores metálicos de Finochietto y meter la mano, no …meterme yo todo entero a esa jaula obscura donde palpita el corazón y respiran los pulmones en busca de la maldita aguja.

     No importaba que el paciente tuviera que cursar unos días conectado a un sello de agua (que en aquel tiempo no eran sistemas ‘ad hoc’ en los muros, sino grandes garrafones con agua y tubos por doquier). Lo que yo quería era que no quedasen huellas del desaguisado.

     Pero sí quedaron ¡y de qué forma!

     Aquél paciente era un caso interesante de pericarditis tuberculosa y sus múltiples radiografías de tórax fueron expuestas en diversas juntas durante todo ese año en que tuve que escuchar, con las orejas calientes, cuando alguien preguntaba desde la oscuridad del auditorio ¿y esa madre que se ve en el seno costodiafragmático derecho? ¿Qué es?

     ...Pues era ‘la aguja de López Rodríguez’. Del pendejo e inepto Eduardo López Rodríguez que no merecía a su paso por esa sala más de un cinco de calificación. Que no sabía ni hacer una punción. Que esto, que lo otro …que lo de más allá.

     La cosa no pasó a mayores y creo que para explicarlo debo contar una interesante historia del mercado de automóviles.

     Ahí les va:

     Un amigo de mis padres; muy rico por cierto, compró un Rolls Royce en Inglaterra durante un viaje de placer por Europa.

     Manejándolo por las montañas de Suiza tuvo que salirse bruscamente de un camino vecinal, cayó en un hoyanco, golpeó con algo; el caso es que al auto se le rompió una muelle y no acababa de colgar el teléfono pidiendo ayuda a la agencia londinense cuando ya se oía el rugido del helicóptero llegando con la refacción y el mecánico experto para resolver el incidente  (bueno, bueno, en realidad estoy exagerando; no fue tan rápido).

     El amigo de papá nunca recibió requerimiento alguno de pago y cuando meses después se comunicó personalmente por escrito y telefónicamente a la agencia que le vendió el coche la contestación fue siempre la misma: ‘a un Rolls Royce jamás se le rompe una muelle. Debe usted estar equivocado’.

     Así ha de haber pensado la superioridad de mi hospital: ‘en el Hospital Central Militar de México jamás se rompe una aguja de punción pleural por multi usada, jodida y martilleada que esté. Debe ser un error de apreciación’ …de orden superior se olvida el incidente; es más, no hubo incidente.


     De esta manera el tenebroso caso de la aguja de López Rodríguez quedó en el olvido y no se reflejó en mis calificaciones para gozo de mi parte y desesperación de quienes me venían mordiendo las corvas en la neurotizante carrera por ser uno de los tres primero lugares y quedarse de ‘residente’ un año más.