E P I
L O G O
Era el
once de
diciembre de 1960 y la Escuela Médico Militar estaba de prácticas de Campaña en
Cacahuamilpa al pie de la serranía.
Yo era
capitán primero y formaba parte de un hospital móvil de campaña.
Me acababan
de entregar ahí mismo los escritos que me reconocían como Mayor Médico
Cirujano.
Poco antes del toque de silencio platicábamos
algunos jefes y oficiales con el General Hernández Vela; viejo médico militar
con mucha vocación castrense, cuando se empezaron a escuchar retumbos por los
montes y mi general quiso presumir de conocedor aseverando que eran obuses o no
se que madres de tantos y tantos milímetros o pulgadas ó no se qué más.
En eso
estábamos cuando aparecieron los causantes del retumbante y rugiente sonar.
Eran numerosos campesinos que bajaban por la
montaña en fila india, tirando cohetes y espantando las sombras de la noche con
velas en las manos, protegidas por sus sombreros.
Bajaban para velar haciendo guardia en algún templo, y
en pocas horas dar las mañanitas a la Virgen de Guadalupe.
Estaba
por comenzar el día de su santo.
Ya de
madrugada me desperté y así, vestido con
el uniforme y botas de campaña con que dormíamos todos, salí de mi sueño y de
la tienda de campaña al campo abierto para orinar.
En eso
estaba cuando levanté la vista…
¡¡
Coooooño !! ¡¡ Caraaaaajo !! ¡¡ Madre de Dios !!
…..El
firmamento, todo, todo, todo, era un
manchón de estrellas. Por arriba, a los lados, adelante atrás. No eran sólo
estrellas sino el verdadero, luminoso y solemne trazo lechoso de la vía láctea que
se disolvía en millones de estrellas y regiones pulverulentas en que apenas se
podían distinguir unas de otras
Me sentí
envuelto por el universo.
…. Y me
sentí parte eterna de él.
En
algunos momentos difíciles y oscuros de mi vida le he dicho a Dios que, aunque
no la esté viendo, esa bóveda bien sé que está ahí… y le he pedido que me
conceda la gracia de sentirme envuelto y protegido por ese manto como aquella
madrugada en Cacahuamilpa… sintiendo que mi alma era una chispa de Su hoguera,
una gota de Su océano en espera de reintegrarse a El una vez cumplido mi deber.
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F I N
Ciudad
de México
Septiembre del 2009