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LOS
HIJOS Y LA MUERTE
En Reynosa les gustan las armas de fuego a
los chavos o, por lo menos, no les tienen miedo.
Ramón
tenía un abuelo en McAllen que era guardia de no se que madre, algo así
como alguacil, y le gustaba enseñar fotos de niño junto con el abuelo, portando
armas los dos y la sonrisa en los labios.
Fue compañero de Alex desde la infancia en
Reynosa. Estudió criminalística en Monterrey y se vino al D. F. esperando que
lo comisionaran en el sistema de lucha contra el narcotráfico. Lo pusieron en
la guardia personal de Coello Trejo y vivía en nuestra casa temporalmente por
ser Asun y su madre amigas entrañables durante aquellos diez años difíciles que
Asun y Alex pasaron cerca de la frontera con Estados Unidos, listos a
desaparecer, temiendo que la familia paterna de éste, que ahora es mi hijo
querido, intentara volvérselo a quitar.
Una mañana, estando de servicio; a Ramón
lo balacearon y mataron misteriosamente.
Hace muchos años de eso.
Acompañé su cuerpo del hospital Angeles
del Pedregal, donde murió, al Servicio Médico Forense y conviví unas pocas
horas (entre que lo autopsiaron y lo mandaron hechos la chingada en un avión a
Reynosa) con gente tan fea y desagradable que aún me da miedo hablar del
asunto.
Hace ya más de veinte años que se
presentaron dos sujetos a recoger de la casa el “cuerno de chivo” y el parque.
Todavía guardo en lugar muy especial la
constancia escrita que les pedí me extendieran, no vaya a ser que la necesite.
No cabe duda: …soy un culero.
Pero hay algo admirable en todo esto. La
recuperación de Hilda, su madre, que yo creí que se volvía loca cuando llegó a
México en compañía de Orfila, quien también estuvo a punto de enloquecer cuando
perdió una soleada mañana a dos hijos; uno de diecinueve y otro de veintiún
años, ambos estudiantes de medicina, ambos tan alegres y ‘vaciados’ que no
llegaron a comprender que con un policía intoxicado no se juega, …que esos
dizque representantes de la ley, cabrones que conozco bien porque algunos de
ellos son mis ahijados, sufren, enloquecen …y a veces matan; unas veces a otros
…y otras muchas a sí mismos.
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